Miguel Godos Curay
PIURA | Bajo desde
las alturas, recorriendo caminos escarpados entre higuerones y arrayanes. Dicen
que tan luego salió el Cautivito de Ayabaca la tierra tembló. El camino fue a
tranco largo. Algunos afirman que se silueta se divisa por esos caminos que
como culebras se entrecruzan en los cerros. "Cautivito lindo no nos
desampares" oran los peregrinos. Otros se acompañan escuchando los sentidos
yaravíes y tonadas del ciego Pablito Maldonado. En cada pueblo, viejos y
jóvenes, lo esperaron para verlo pasar y pedirle bendiciones. Muy temprano
llegó a Piura y las vianderas del mercado lo primero que atinaron a decir a los
parroquianos en el cafecito de la mañana. "El Cautivito ya está en
Piura". ¿Y cómo lo sabes? No sentiste el temblor de ayer." El Cautivo
tiene una multitudinaria legión de fieles. En popularidad todos los candidatos
juntos son polvo de sus sandalias. Lo adoran a rabiar los pobres, los reclusos
de Río Seco, los perseguidos por la justicia. Las madres sufridas, los enfermos
a los que desahució la ciencia. Es la última esperanza de los sin esperanza que
imploran a sus pies. Sus milagros son patentes. El paciente al que la habían dado
unos meses de vida lleva más de diez años peregrinando a Ayabaca. La madre de
vientre seco que no podía parir. Lleva en sus brazos a Cautivo, ese hijo tantos
años, esperado, el que finalmente trajo el Señor y por eso lleva su nombre. Ahí
están los drogadictos que cambiaron de vida por amor al Cautivo y por ello
tatuaron su imagen en el pecho cerca del corazón. Ahí está la mujer de vida
alegre que decidió reconstruir su hogar y fue perdonada.
Nosotros logramos
entrevistarlo al filo de la madrugada. El señor accedió gustoso. Pero nos pidió
que fuésemos al grano. "No vayan a pensar que estoy de candidato".
Aquí la entrevista.
¿Cómo te sientes
Señor en esta ayer cálida pero hoy fría Piura? Es el clima. Piura tendrá
siempre el calor de su fervor y su fe. Piura es y será hoy, mañana y siempre un
pueblo cristiano. Lo que sucede es que cuando se alcanza la prosperidad
material muchos se olvidan de Dios. Otros sólo me buscan cuando sienten que se
les cerraron todas las puertas y mi padre Dios es la última solución. Otros se
avergüenzan de su fe y no tienen la valentía de proclamarla. Los piuranos son
buenos pero pueden ser mejores. Deben ser mejores.
¿Qué piensas de
los candidatos Señor? Yo no veo propuestas sino los corazones. Y he podido leer
en ellos que no hay una adhesión solidaria a los pobres, a las madres y a los
ancianos. Los más necesitados no están en la mente ni el corazón de los
candidatos. Todos son un costal desbocado de ambiciones. Y ustedes no quieren
darse cuenta. El que quiere entender que entienda.
¿Entonces por
quién votamos Señor? Por sus frutos los conocéis. Recuerdas a la higuera que no
daba frutos. Muchos de los candidatos son como ella. Es lamentable que en lugar
de elegir por el candidato mejor tengamos que elegir por el mal menor. Eso no
está bien.
¿Cómo ves a Piura
Señor? Crece pero no cambia. Los mismos huecos. Las mismas caras. Los mismos
problemas: las mismas imprevisiones. Los piuranos tienen todas las condiciones
para ser buenos pero se obstinan en ser malos y en eso tienen que cambiar. No
pueden despreciar las condiciones que tienen para vivir con decoro y dignidad.
Muchos no tienen riqueza y se esfuerzan por obtenerla. Los piuranos la tienen y
no la aprovechan como debe ser.
¿Cómo podemos
cambiar esta situación Señor? Convoquen inteligencias y experiencias.
Capacidades y honestidades. Elijan entre los mejores. ¿Es acaso difícil este
esfuerzo? Únanse. Organícense. Las fuerzas del bien serán siempre superiores a
las del mal. El mal crece ahí en donde los buenos se tornan pusilánimes e indiferentes.
Los malos prosperan ahí en donde los buenos son consumidos por la desidia y la
pereza. Hay que emprender con honestidad ahí donde hay deshonestidad y
corrupción. No pueden cruzarse de brazos. No esperan que otros hagan los que
ustedes deben hacer.
¿A qué se debe
esto Señor? Es el precio de la libertad. Ustedes son los que eligen y después
con eufemismos justifican sus yerros. El proyecto de mi Padre es que todos sean
buenos, que vivan solidariamente. Mi Padre les ofrece el amor que une a las familias
y ustedes eligen caminos que las desunen. Nos hemos olvidado de los hijos, de
los niños y los ancianos y de los que sufren. No nos comunicamos. Pueden acudir
a mi casa y no lo hacen. Yo abro las puertas de mi corazón y ustedes se
empecinan en darme la espalda.
¿Señor qué debemos
hacer? La fórmula es sencilla. Que nos amemos todos como mi Padre os amó. Ahí
están los mandamientos. Ahí está mi palabra. Hay que cambiar no sólo de boca
sino en el interior de nuestro corazón.
¿Qué es lo que más
te apena Señor? Las vidas arrancadas del vientre de su madre. Estas criaturas
cuyos cuerpecitos son arrojados a los basurales muestran un criminal desprecio
por la vida. Yo me pregunto ¿y qué pasa con los piuranos? Me invocan en todos
los momentos pero no siguen mis mandamientos.
¿Estás contento en
Piura? Si miles de mis hijos me están esperando.
¿Qué consejo
darías a los candidatos? No ofrezcan lo que no van a cumplir. Quien incumple lo
que promete al infierno se mete.
¿Y a los jóvenes? Perseveren en su fe y en el amor limpio que les permite que puedan mirarse a los ojos sin temor ni vergüenza.
¿Y a los maestros? Que valoren su esfuerzo que enseñan a conciencia y con ciencia. No improvisen porque no se puede improvisar el futuro. Amen a sus alumnos actuando responsablemente. La educación mejora no empeora. Muchos de los problemas de hoy son producto del desprecio que existe por la escuela, por los maestros y por la negligencia de los padres de familia que se desentienden de la formación de sus hijos.
¿Y a los jóvenes? Perseveren en su fe y en el amor limpio que les permite que puedan mirarse a los ojos sin temor ni vergüenza.
¿Y a los maestros? Que valoren su esfuerzo que enseñan a conciencia y con ciencia. No improvisen porque no se puede improvisar el futuro. Amen a sus alumnos actuando responsablemente. La educación mejora no empeora. Muchos de los problemas de hoy son producto del desprecio que existe por la escuela, por los maestros y por la negligencia de los padres de familia que se desentienden de la formación de sus hijos.
¿Y a los
periodistas? Que nunca olviden que la verdad libera y la mentira esclaviza.
Cuiden el lenguaje que usan en especial la ortografía y respetan la dignidad
humana en lo que informan. Ubíquense siempre en el lugar de los que informan.
Sean respetuosos de la dignidad humana.
¿Y a las ONGs? Que
no amarren la chiva. Que hagan el bien sin mirar a quién.
¿Y a las empresas
mineras? Que compartan y repartan los frutos de la explotación de la riqueza
entre los más pobres. Que preserven el ambiente y que no inculpen tontamente a mis
sacerdotes por defender los bienes que mi Padre les ha dado. La caridad para un
rico muchas veces es como sacarle un balde de agua al mar, así dicen en
Sechura.
Hay que invertir
en educación en la salud en los niños, en los jóvenes y en las familias pobres
que esperan una oportunidad para mejorar. No manipulen. No engañen. No
distribuyan pescado enseñen a pescar con convicción y dignidad. Multipliquen
las ocasiones de hacer el bien no hay nada que les impida hacerlo.
¿Y a los
pandilleros y delincuentes? Por amor a mi Padre tienen que cambiar. Yo dí mi
vida por ellos. No pueden continuar como lobos rapaces. No pueden seguir
moviéndose por los resortes del mal. Vuelvo a decirles que deben amarse unos a
otros. Si tienen amor entre ustedes las cosas van a cambiar.
¿Y a tus
sacerdotes Señor? Que entienden que son otros Cristos en el mundo, el mismo
Cristo. No hay que dejarlos solos en su ministerio, como todo buen pastor
necesitan estar cerca de sus ovejas. Hay que orar mucho por ellos. Hay que orar
por las vocaciones sacerdotales. Hay que orar para que los padres de familia
respeten las vocaciones de sus hijos. Y no teman entregármelos para
consagrarlos al servicio del pueblo de Dios.
Todo quedó en
silencio. Pidiéndole su bendición me despedí del Señor. Son las cuatro de la
mañana. Me he despertado súbitamente. He encendido la lámpara de mis lecturas
cotidianas. Sobre la pared reposa la imagen bordada con flequillos del Cautivo
que recogí hace tiempo en Ayabaca. En el extremo inferior de la reliquia se lee
la frase: "Guíame en la Ruta". Es el mismo rostro del personaje que
entrevisté en sueños. La cabellera ensortijada, coronada con potencias doradas.
Los ojos tumefactos, el rostro llagado, hilillos de sangre recorren su frente.
Los brazos atados con un grueso cordón. La túnica morada le cubre el cuerpo.
Los ojos del señor y su profunda mirada me conmovieron. Debe acaso dolerle
mucho el corazón.
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