lunes, 26 de abril de 2010

SEÑORA LEY



Solo te empeñas en lastimar los sentimientos y resolver los problemas como a ti te da la gana. Esto es lo que dice una conocida canción tratando de alzar su voz de protesta por los abusos cometidos, por quienes deberían ser guardianes del cumplimiento de la ley. Si analizamos el espacio Institucional en donde más se viola la ley podríamos decir que son las Universidades Públicas. Esto como consecuencia del mal interpretado concepto de la autonomía universitaria. Pero veamos primero cual es la definición del término ley. Es una norma jurídica dictada por una autoridad pública competente, en general, es una función que recae sobre los legisladores de los congresos nacionales de los países, previo debate de los alcances y el texto que impulsa la misma y que deberá observar un cumplimiento obligatorio por parte de todos los ciudadanos, sin excepción, de una Nación, porque de la observación de estas dependerá que un país o Institución Pública no termine convertido en una anarquía o caos.
La finalidad de las leyes es, contribuir al logro del bien común de las personas que forman parte de una sociedad organizada bajo determinados deberes y derechos, su incumplimiento, por supuesto, traerá aparejada una sanción que puede, según la importancia de la norma que se haya violado, implicar un castigo de cumplimiento en prisión o bien la realización de algún trabajo de tipo comunitario que no conlleva la privación de la libertad per se, pero que deberá ser cumplido a rajatabla, para así dejar saldada la falta cometida. Las leyes nacieron con el objetivo de limitar el libre albedrio de los seres humanos que viven insertos en una sociedad y es el principal control que ostenta un Estado para vigilar que la conducta de sus habitantes no se desvíe, ni termine perjudicando a los demás.
Se cumple esto en las Universidades del país, por supuesto que no. Aquí la ley es un mero remedo de la legalidad, se dan casos insólitos. Por ejemplo el nepotismo reina a la orden del día, las Ues se han convertido en dinastías familiares en donde hay padres, hijos, yernos sobrinos, ahijados, compadres, queridas, etc.etc etc. También hay favoritismos a diestra y siniestra, personal que entra sin previo concurso o por concursos amañados, ascensos por doquier sin respetar la carrera administrativa en el caso de los administrativos y padrinazgos en el ingreso de docentes que ya no están sujetos a la tacha estudiantil como antes. Ni que decir de los cargos en: oficinas centrales, centros productivos y programas académicos, aquí hay cabida solo para los que dieron su voto o los alineados políticamente con la cúpula gobernante. Por eso la mala calidad de la enseñanza en las Universidades Públicas Peruanas que no figuran en ningún ranking de calidad educativa en el mundo. Otro ejemplo es el procedimiento para elegir sus autoridades recurriendo a la compra de votos por grupos políticos enquistados que ponen a los Rectores, Vicerrectores y Decanos para manejarlos y se presten a sus intereses personales.
En este espacio que pareciera un estado en otro estado, se cometen las más aberraciones jurídicas sin castigo alguno: apropiación ilícita, cohecho público, abuso de autoridad y otros delitos que no encuentran eco en la justicia. El problema es nacional, pero se da con más fuerza y notoriedad en las Universidades, donde está el negocio que le permite a muchos funcionarios conseguir buenas ganancias extras, producto de coimas para construir casas, comprarse vehículos último modelo y de yapa caballos de paso. Basta ver que muchos de ellos no se contentan con los jugosos sueldos que ganan y salen de los cargos convertidos en poseedores de grandes propiedades que no hubieran podido tener trabajando ni en mil años. Todo esto gracias a la impunidad de la que gozan, entonces podremos decir para qué sirve la ley ¿Es posible que en una sociedad donde los funcionarios violan la ley, el ciudadano común las cumpla?
El especialista en ética e investigador del Conicet Dorando Michelini no tiene dudas. “La falta de ética en el cumplimiento de las leyes por parte de los gobernantes incide en forma nefasta en el comportamiento de los gobernados. Sin embargo, esta situación no se revierte sólo dando buen ejemplo, sino ajustando los mecanismos de transparencia y autocontrol ciudadano”. Al recordar que al pie de las cédulas reales llegadas desde Madrid, virreyes y gobernadores escribían “Se acata la ley pero no se cumple”. Sólo a través de la ley es posible crear condiciones para la autorrealización individual y colectiva. Una comunidad que no cumple con las leyes está en camino de su autodestrucción. La ley regula, organiza, pacifica. Los sujetos en general necesitamos de la ley. De jefes honestos y equitativos que no busquen asistentes que les arreglen su caja chica con documentos bamba, sino de gente con capacidades para avanzar y engrandecer la institución a la que pertenecen. Las leyes son la fuente principal del derecho y se distinguen por las siguientes características: generalidad, que deben ser cumplidas por todos, sin excepción; obligatoriedad, suponiendo un carácter imperativo-atributivo, lo cual significa que por un lado otorga deberes jurídicos y por el otro derechos; permanencia, esto quiere decir que cuando se las promulga no tienen una fecha de vencimiento, por el contrario, su duración será indefinida en el tiempo hasta que un órgano competente determine su derogación por alguna causa valedera.
Lo lamentable es que los gremios como son los Docentes, Estudiantes y Administrativos de la Universidades no sepan cumplir sus rol fiscalizador y más bien se presten para que los hechos inmorales se consumen. Con actos de esta catadura moral en la clase dirigencial, incluido los miembros del aparato judicial y parlamentario, ¿qué respeto a la legalidad y a la justicia podemos esperar de la ciudadanía?.