miércoles, 4 de noviembre de 2009

CIUDAD COCHINA


¿Por qué somos cochinos, por educación o por costumbre? Es la pregunta que nos hacemos cada día cuando vemos a vecinos sucios, que con tal de tener su casa limpia arrojan basura a calles y avenidas para que perros y recicladores hagan su festín, originando un espectáculo deprimente que tanto daño le hace a nuestra ciudad. Dando una mala imagen de quienes vienen de afuera que los piuranos somos bichos sucios. Si nos consintieron nuestros padres y profesores de chiquitos o si nacimos así es cosa secundaria, el hecho es que cada día la basura se amontona en lugares inapropiados y eso nada tiene que ver con una crisis social o cosa por el estilo si no, con una condición inherente a lo que somos, somos sucios. ¿Todos? por suerte no.
Por un análisis hecho personalmente, los lugares que se convierten en un blanco fácil par la cochinada, son aquellos "en que hay gran aglomeración de gente con cierto tipo de costumbres", allí están los culpables de tanta suciedad en nuestras calles y que nos lleva a exclamar "¿Es que les encanta vivir como ratas y ratones en medio de la basura o es que perdieron el sentido del olfato?".Es necesario que los municipios aparte de proveerse de recolectores suficientes, emprendan una campaña de educación poblacional para contrarrestar éste debacle ambiental. A la población piurana mediante campañas ambientales se le debe sensibilizar, concientizar y capacitar para poner fin a éste flagelo.
Se puede hacer campañas utilizando alumnos de la secundaria y de las Universidades, si es posible casa por casa, como lo está haciendo el municipio de Surco. En las ciudades de la sierra del Ecuador la basura es reciclada y es transformada en abono para jardines y parques, también se aplican multas para quienes arrojan basura fuera de su lugar y si vamos más lejos en ciudades como en Singapur aquellos que rompen normas de higiene tienen pena privativa de la libertad, escupir en el suelo es un delito ellos tienen normas claras y precisas que nadie puede sobrepasar. Acaso hace falta traer un alcalde de estas tierras para tener una ciudad limpia y ordenada.
Es lamentable que ni siquiera lugares de entrada a la ciudad como el aeropuerto, permanezcan limpios y no es porque el recolector no pase sino porque, hay malos vecinos que arrojan desperdicios en las calles sin importarles el ornato público y si alguien se atreve a reclamar termina insultado y avasallado por la prepotencia. Como ya dijimos antes, burgomaestre y vecinos deben caminar de la mano para esta tarea tan delicada y que muchos no le dan la importancia del caso. Invertir para tener una ciudad limpia es apostar por buena salud para los ciudadanos .Sin salud no hay democracia y sin democracia no hay equidad. Equidad para designar presupuesto para adquirir camiones recolectores suficientes para el recojo de la basura, así como gastar en campañas para educar a la población para que no arroje basura y luego castigar a quienes incumplan normas de salubridad.
Según la empresa MERCER HUMAN RESOURCE CONSULTING, que se dedica al estudio de limpieza pública a nivel mundial, la ciudad de Calgary (Canadá) ocupa el primer lugar y Ciudad de México (México) el último lugar (210) en el ranking mundial de limpieza, tal pareciera que no han venido por esta zona del norte del país si no, se llevarían más de una sorpresa. Una ciudad limpia es sinónimo de belleza, de transparencia, de buenos vecinos de excelentes autoridades, de buena salud y sobre todo de pobladores con moral que aprecian a su pueblo. Las personas que visitan una ciudad limpia hacen una labor comunicacional multiplicadora lo que genera trabajo y bienestar para sus pobladores. Ciudadanos limpios que cuidan su pueblo de la suciedad y propugnan el orden y la limpieza construyen una gran nación.
Nos preguntamos puede un País, lograr su desarrollo con personas sucias. Usted tiene la respuesta.

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